Hay quien lo tiene muy claro desde el principio: me gusta esta flor y quiero que sea el motivo de mi boda. Así fue con Cristina: “¡Me encantan los girasoles! Quiero girasoles en toda mi boda”
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Hay quien lo tiene muy claro desde el principio: me gusta esta flor y quiero que sea el motivo de mi boda. Así fue con Cristina: “¡Me encantan los girasoles! Quiero girasoles en toda mi boda”
Cristina y Dani son una pareja encantadora, jóvenes, simpáticos, amables y con un niño precioso. Trabajar para ellos fué divertido y estimulante. Con Cristina nos vimos unos meses antes de la boda y ya nos contó su idea, como imaginaba su gran día: un estilo natural y elegante a la vez, girasoles, paniculata, verdes, musgo, cintas rústicas y rafias naturales, ….. Ellos nos dijeron el qué y nosotros les propusimos el cómo, y este fue el resultado.
La ceremonia y el banquete se celebraban en el incomparable marco del Mas Passamaner, un hotel-restaurante con un edificio principal de estilo modernista, de una belleza increíble, con unos bonitos jardines donde se celebra el aperitivo y una sala grande y espaciosa donde se celebra el banquete.
El día se levantó gris y amenazando lluvia, todos nos echamos a temblar, si llovía, la ceremonia era al aire libre, así como el aperitivo. Cruzamos los dedos, rezamos todo lo que sabíamos y nos pusimos manos a la obra. Con la preciosa fachada modernista de fondo, y en medio del día gris y nublado, los girasoles pusieron luz y calor.
En la mesa de ceremonias, un conjunto de tres bolas combinadas con girasoles, paniculata y musgo. Después estas tres bolas las trasladamos a la mesa presidencial, aompañadas por un conjunto de velas.
A la derecha de la mesa, una gran bicicleta vintage, adornada con plantas rústicas y plantes con flor, que le daban un toque muy original.
A la izquierda de la mesa, un conjunto de tres esferas de hierro contribuían a ese efecto rústico que queríamos encontrar, y combinaba a la perfección con los girasoles. Pusimos dos de pie y una en el suelo. Después de la ceremonia las trasladamos al comedor, detrás de la mesa presidencial.
En el pasillo, girasoles en todas las filas, una elegante alfombra gris y un camino de pétalos.
En el camino que va de la ceremonia al restaurante, unos simpáticos ramilletes de estilo rústico.
Unas bonitas letras de paniculata con las iniciales de Cristina y Dani recibían a los invitados en el aperitivo.
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